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El hijo golfo

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Y esto es así, porque por falta de urbanidad y de un porte fino y cortesano, podemos hacernos crueles enemigos que se ceben en nuestra reputación y nos hagan infelices. I La urbanidad en general «Dícese leemos en una Guía de urbanidad escrita por madama Celnart que la sola costumbre de mezclarse en el mundo inspira el buen gusto y los modales amables y sencillos, que constituyen la verdadera urbanidad de ciertas mujeres cultas, pero este es un error. En resumen, que la cultura sea la expresión completa de la civilización cristiana y el vestido que encubre una verdadera virtud y un profundo amor al bien. La persona culta es medida en sus palabras, prudente en sus expresiones.

Cabalmente, los mismos años que tengo. No he hablado con él en mi vida. Por su notoriedad, algo sé acerca de su persona, y celebro que él no sepa absolutamente carencia de la mía. No obstante me dispongo a disculparlo dentro del límite de la legalidad. Es un golfo. Como el Príncipe Andrés, la joven Giuffre asistía a las fiestas y orgías que organizaba Jeffrey Epstein con la exquisita colaboración de Ghislaine Maxwell. Ella acudía con la pureza de la Cenicienta. A cambio de dinero, claro, pero con diecisiete años esas cosas no entran en la cabeza de una niña tan pura. Ni se le antojó extraño que Epstein le regalara

La importancia de la primera impresión Es cierto que la atracción no puede decidirse. Las personas tomamos inconscientemente la decisión de si alguien que acabamos de conocer nos atrae o no durante los primeros segundos, incluso antiguamente de que diga nada. En esa elección juega un gran papel el atractivo físico, el lenguaje corporalel ambiente social, las posibles similitudes e aun nuestra imaginación. Las primeras frases que emplees para seducir van a anatomía como un anuncio. Como un bebedizo.

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