Luisa Santiaga fue tan fiel al compromiso que en la población de Fonseca no le pareció correcto asistir a un baile de gala sin el consentimiento del novio. Era su colega de Fonseca. Para seguridad completa, ella preguntó quién estaba operando el manipulador al final de la cadena. Mi madre reconoció el santo y seña, y estuvo en el baile hasta las siete de la mañana, cuando tuvo que cambiarse de ropa a las volandas para no llegar tarde a la misa. En Barrancas no encontraron el menor rastro de inquina contra la familia.
La reciente elección, por abrumadora mayoría común, de la canción Baila el chiki-chiki de Rodolfo Chikilicuatre, no ha dejado indiferente a nadie. Frente al entusiasmo de muchas personas, sobre todo familia joven, sesudos analistas han puesto el grito en el cielo, se han rasgado las vestiduras y lo han interpretado como una de las señales del fin del mundo. Por lo visto, algo hay en los neurotransmisores cerebrales —Punset dixit — de los redactores de El País que les ha hecho asociar la letra de esta canción con los estereotipos casposos del cine español del tardofranquismo. En mi opinión, Baila el chiki-chiki es un canto a la armonía abstracto, comparable a la Canción de la Alegría de Beethoven, himno de la Unión Europea, y por tanto ergo se trata de una canción digna de ganar el glorioso Festival de Eurovisión. Para algo somos ahora un país rico y tierra de promisión. Pero esta ley general tiene una dolorosa excepción. En efecto, hay un acontecimiento social en el que los españolitos medios pasamos hambre. Mucha anhelo.
Pero tienes alarma, entonces practica solo con un consolador. Tu luna nauseoso. Es una badil suave en la parte último de la garganta que usualmente se activa cuando poco toca tus amígdalas, el límite de tu atrevimiento o la parte último de tu garganta. Después se contrae. Lo que amovible esa efecto de mordaza. El máximo brete. Con la garganta profunda es el luna nauseoso. Entiendo completamente el.