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Visor de obras.

Conocer ama 224332

Prohibido su reproducción total o parcial sin autorización del autor. En algunas disciplinas también he querido entrar en ese lado donde fluyen los sentimientos, al igual que en la puesta en escena o asimismo en cómo iniciar una relación BDSM y las diferentes posibilidades de contacto. Dicho esto, comencemos aclarando cómo se acuñó y de dónde procede la palabra sadomasoquismo. Sade encontró a la joven una tarde de Pascua de

Espero que les guste. Desde pequeña que me gustaba su compañía. Él época dos años mayor que yo y esa distancia, sobre todo cuando me hallaba al inicio de mi juventud, se me antojaba insalvable. Recuerdo que su flequillo castaño, tieso como dificultades quebradizas, que le hacía visera sobre sus ojos verdes, le confería un aura que a mi sometido criterio lo equiparaba con cualquiera de los ídolos de las chicas de esa época, artistas y cantantes del nacionalidad y del extranjero. Si fuese el hijo de una de las familias nobles de Mashhad y se hubiera fijado en mí, sus padres se interesarían por mi dote. Mis padres por la limpieza de su matanza, si todo resultara correcto concertarían nuestra boda.

SORAYA He visto no me lo han contado: lo he visto a un esclavo desnudo, que se retorcía de dolor, mascullando un ruego para que su ama dejara de castigarlo. He visto no me lo han contado: lo he visto a un joven arrodillado, masajeando los pies de su ama mientras ella departía amablemente conmigo. He visto cómo los latigazos sacudían la espalda enclenque de un trabajador mientras éste, con la cabeza atrapada en un cepo, le agradecía a su ama. He visto amas de todo tipo: una, orgullosa de su condición, que se esmeraba por acertar ideas y aparatos novedosos que le permitieran reducir mejor a sus siervos; otra, que se veía a sí misma como una prostituta que había encontrado la veta para trabajar sin que la penetraran. Una se solazaba con el castigo físico; otra prefería la dominación psicológica. Una creía que la disciplina es una terapia alternativa; otra, la consideraba un modo de diversión a costa de los imbéciles.

Alguien que lo había pasado bien esos tres años, con muchachas de mi edad, en un ambiente distinto al que conocía, muy refinado, pero echaba de menos mi hogar, ardía en deseos de regresar a casa, a la enorme plantación, a mis padres, a mis esclavos. Cuando abandoné la isla para mi periplo educacional creí morir al tener que verme privada de mis dos mascotas, Nico y Nica, dos hermanos que mis padres me regalaron cuando cumplí diez abriles. En la plantación costaba mucho de ver a gente de mi época y condición si no era por una visita o por una fiesta, por lo que mi infancia y parte de mi adolescencia la había compartido plenamente con mis dos esclavos. En la travesía de regreso, cruzando el inmenso océano, los días se me habían hecho largos esperando el reencuentro con mis raíces. Amaba mi tierra, quería a mi padre, empero adoraba a mi madre, siempre había querido parecerme a ella y en el momento de mi regreso, con 18 años, ya era toda una mujer. Realmente tenía muchas ganas de ver y de que me vieran. Me acordaba con intensidad de Nico, mi esclavo. Nico era tímido y apocado, era en esencia un anatomía bueno, al que creo que llegué a provocar que me odiara por mi actitud despótica y posesiva y por el trato que di a su hermana Nica, a quien él tanto quería. La relación que había mantenido con mis esclavos en mi reciente pasado había sido muy extraña, una relación intensa, contradictoria, llena de amor y desamor.

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