
Porque se entero que las demas cobraban. El día menos pensado. Con dinamita. Ya han pasado dos días y no saben donde ha caído. Para que no les entre el polvo. Para que pueda entrar el sol.
Llegó aquel hombre al Cielo, y le preguntó a San Pedro si su perro estaría ahí. Y, aunque no lo creas, todos los gatos todavía. Le contestó el portero celestial:-Pienso que sí. Pero añadió:-Claro, si tu can te recomienda. Aun no había comenzado la misa. Algunos conversaban bajito, otros rezaban. De repente se aparece el Diablo frente a la congregación. La visita del Diablo Un adolescente recién había pasado su examen de trata y preguntó a su padre que cuando podrían platicar sobre que él utilizara el carro.
No me atrevo yo a encarecer la invención por no acreditarme de invencionero. Procurado he pulir el estilo y sazonar la pluma con curiosidad. Tampoco entre la risa me he olvidado de la dotrina. Si me han aprovechado el estilo y la actuación he remitido a la censura que v. Guarde Dios a v. En la prisión y en la Torre, a 6 de abril Levante es el quinto sueño; no me queda ya que soñar, y si en la visita de los chistes no despierto, no hay que aguardarme. Por bien que lo tengo valido en otros, me sucedió en mi prisión, pues habiendo, o por abrigar mi sentimiento o por hacer bombo a mi melancolía, leído aquellos versos que Lucrecio escribió con tan animosas palabras, me vencí de la fantasía, y debajo del peso de tan ponderadas palabras y razones me dejé caer tan postrado con el escozor del desengaño que leí, que tampoco sé si me desmayé advertido o escandalizado. Para que la confesión de mi flaqueza se pueda disculpar, escribo, por introdución a mi discurso, la voz del poeta divino, que suena ansí rigurosa con amenazas tan elegantes: Denique si vocem rerum natura repente mittat et hoc alicui nostrum sic increpet ipsa: quid tibi tanto operest , mortalis, quod nimis aegris luctibus indulges?
Un genio y una mina ligera de cascos En que al genio le pasan mil cosas por la cabeza, y a la mina? Suspiraban los dos por un hijo. A muchos doctores consultaron y recurrieron a todos los tratamientos, pero sin resultado alguien.
A la Comandancia de Marina. No se preocupe… — … — No se preocupe… Si todavía no estaba dormido… — … — Nada. Uno preguntando que si había moros en la costa. La presión es de 1. Los alumnos se miran asombrados. Un alumno levanta la mano y responde: — Cuarenta y cuatro años, enseñante. El profesor le mira intrigado y le dice: — Efectivamente, tengo cuarenta y cuatro años. El alumno responde: — Por simple deducción señor, ya que tengo un primo de veintidós años que es medio gilipollas. La primera es que yo plancho la ropa mejor que usted.