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XXX Maduras Divorciadas

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En este trabajo se estudia el Síndrome de Alienación Parental como forma de maltrato infantil y se exponen algunas de las conductas maltratantes por parte de las personas que lo ejercen. Se considera que la familia es la primera fuerza en el tiempo y por su trascendencia que interviene modulando las experiencias infantiles determinando conductas y participando en la personalidad progresiva [1], es en ella donde nos tenemos que centrar para dar explicación a las conductas y comportamientos de nuestros menores. Entonces los niños se ven inmersos en los problemas de los adultos, tomando partido en el conflicto, pasando a formar parte de los bloques enfrentados, y reproduciendo las disputas de los mayores. Esta función puede llevarle incluso a rechazar cualquier contacto con el otro progenitor, justificando su postura ante todas las instancias que le pide explicaciones, incluido el Juez. Por otra parte, los menores envueltos en una situación de ruptura familiar conflictiva sufren una aguda sensación de shock, de miedo intenso, teñido todo ello por un sentimiento de profunda confusión [3], con consecuencias negativas a nivel psicoemocional y conductual [4,5,6]. Estos menores presentan, con frecuencia, sentimientos de abandono y culpabilidad, rechazo, impotencia e indefensión, inseguridad, así como estados de ansiedad y depresión y conductas regresivas, disruptivas y problemas escolares [7]. Esta sintomatología puede verse incrementada al ser presionado para participar en actos legales derivados del conflicto de separación, pasando a formar parte de la propia disputa en la medida en que sus sentimientos son utilizados como argumentos o armas arrojadizas.

Lo dijo de broma, pero aun así me pareció una forma denigrante de definir algo que a los hombres se les ha alentado a actuar desde hace mucho tiempo. Después de 20 años casada, tuve un divorcio horrible. Cuando por fin estuve lista para volver a tener citas, los candidatos de mi edad entre 50 y 60 años no me convencían. Los hombres que conocía a través de amigos y que se ofrecían a cocinar un plato de dinero en su casa o a traer una botella de vino a la mía no las consideraba citas de verdad.

Los primeros once años de mi biografía los viví con mi padre natural, mi madre y mi hermano cinco años mayor que yo. Después de varios años de matrimonio nefasto, mis padres decidieron separarse y nuestra biografía dio un vuelco completo. La biografía que voy a contar sucedió cuando yo tenía 17 años. Si algún lo duda puede preguntar a alguien de mis amigos que iban a casa con cualquier excusa y que seguramente se pajeaban como locos pensando en su culo prieto o el bamboleo de sus generosas tetas moviéndose al ritmo de sus pisadas o su propia respiración. Del salón pasaban a la habitación y al algo tiempo mi madre comenzaba un actuación de jadeos y frases entrecortadas entretanto el cabecero de su cama golpeaba contra el tabique de separación entre su cuarto y el mío, supongo que al mismo ritmo que el pene de mi padre golpeaba versus su sexo. Después de un buen rato, comenzaban a entremezclarse sonidos extraños por parte de ambos, una batiburrillo de gritos de placer y suspiros de satisfacción que, junto con la disminución de los golpes del cabecero, anunciaban el final de la acción, al menos por el momento.

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