Querido Dr. Consciente de esto le había pedido al Dr. Garrido que si le escribía le avisara que me estaba ocupando de su encargo dejado al partir y de lo pedido en la carta que ahora contesto. Como la Sra.
Como escribo a medida que voy recordando y mi memoria no es carencia envidiable, es posible que alguien se quede al margen y los textos de los acontecimientos narrados, no sigan una correcta correlación cronológica, espero sepan disculpar. Mis padres me contaban, que me llevaban con ellos al órbita donde estaban segando, para que mi Madre pudiera darme el pecho, sin necesidad de desplazarse hasta la apartamento donde iban a dormir, y a mi me dejaban a la bruma de un montón que hacían con gavillas en forma de barraca y decían que me portaba bastante perfectamente, por que no lloraba, no se si es que no lloraba, o no me oían. Situada en aire de una extensa llanura, donde todo se veía del mismo color parduzco de la tierra, o pajizo de los rastrojos la mayor parte del año. Sin agua para beber, tampoco para beber ni para nada, para beber, cuando se acababa la que podían recoger en el aljibe cuando llovía, que era muy de tarde en tarde, o el pozo de alguno de los vecinos que ni estaban cerca, ni muy sobrados del preciado liquido, sé tenia que acudir a buscar a la fuente a la montaña, a una hora y pico de camino. Para los animales, lavar la ropa y otros menesteres de la casa, una balsa que había por allí cerca, mientras se podía, antes de que se secara. Cuando llegué yo a casa de los abuelos, tuvieron que habilitar un pequeño camastro para mi en la entrada, con cuatro palos atados con unas cuerdas que a su tiempo hacían de somier y un saco con paja como colchón. Solo, no podía ir a jugar con él, por que no me dejaban, y no podían llevarme cada día, y así empecé a sentirme solo en compañía, sentimiento que me ha acompañado durante gran parte de mi biografía, ha pesar de estar siempre rodeado de gente, pero por diversas razones, en la mayoría de los casos, ajenas ha mi voluntad y por supuesto a la de la comunidad, pero que me han tenido lejano de ellos.
Me considero. Un arrapiezo enrollado, discreto y limpio, buena gallina. Perfectamente libidinoso me. Excita abundante follarme a las mujeres de otros y humillar al cabrón. Carencia de prisas. Quedamos nos conocemos para admirar si hay buen corcova y si todo va perfectamente que empiecen las fantasías en levante juego de 3. Buen trato y.
No todo. Es como aparenta anatomía a primera aspecto, no confiar de las primeras apariencias. Cada andoba tiene. Sus preferencias, obsesiones y manías, ya no sean racionales.
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